El término “ciudad inteligente" no solo hace referencia a la implementación de tecnología en la infraestructura urbana, sino a la creación de un ecosistema que integra innovación, conectividad y sostenibilidad. El principal objetivo es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos al tiempo que se reduce el impacto ambiental de las actividades cotidianas y se optimizan los recursos. Pero, ¿cómo funcionan exactamente las smart cities? ¿Qué tecnología subyace detrás de este concepto? ¿Y qué ejemplos existen hoy en día?
Qué es una Smart City
Una ciudad inteligente es aquella que utiliza tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar la eficiencia operativa, compartir información con el público y proporcionar una mejor calidad de servicios gubernamentales y bienestar ciudadano. El concepto se basa en la interconexión de distintos sistemas urbanos mediante la recopilación y análisis de datos en tiempo real, lo que permite a los administradores urbanos tomar decisiones más informadas y eficientes. En lugar de simplemente responder a los problemas cuando surgen, las ciudades inteligentes utilizan datos para predecir y prevenir situaciones adversas, mejorando así la experiencia de vida urbana.
En una smart city, sensores y dispositivos IoT (Internet de las Cosas) recopilan información de infraestructuras como redes de transporte, sistemas de energía, redes de agua y servicios de salud, para proporcionar un flujo constante de datos a las autoridades locales. Estos datos son analizados mediante algoritmos avanzados para gestionar y optimizar la infraestructura urbana en tiempo real. Por ejemplo, sensores de tráfico pueden informar sobre la congestión en una calle determinada, y los semáforos ajustan automáticamente su funcionamiento para reducir los embotellamientos. Del mismo modo, los sistemas de energía pueden ajustar el consumo en función de la demanda, evitando el desperdicio de recursos.